martes, 1 de septiembre de 2020

PRACTICAMOS EL CONSUMO RESPONSABLE DE LOS RECURSOS PARA UNA MEJOR CONVIVENCIA

PRACTICAMOS EL CONSUMO RESPONSABLE DE LOS RECURSOS PARA UNA MEJOR CONVIVENCIA

Competencia:

ü  Convive y participa democráticamente en la búsqueda del bien común


 

https://www.youtube.com/watch?v=7uhicBad4VM&feature=emb_rel_end   

 

¿Cuál es el mensaje?

En los últimos años, y más aún en estos días de cuidados frente a la COVID-19, en muchas de nuestras localidades hemos escuchado a algunos vecinos hablar de las compras con entregas a domicilio, del buen trato recibido por los vendedores, de las medidas de bioseguridad utilizadas, de las promociones que les otorgaron, de la rapidez con que les atendieron, que recibieron el producto como lo vieron o escucharon en la radio, televisión o internet. Sin embargo, otros señalan que no les entregaron la promoción que se les había ofrecido, que el producto recibido no era como el que ofertaban, que no les llegó su pedido a tiempo, e incluso algunos comentan que una vez que pagaron no tuvieron más noticias del proveedor. Dichas situaciones han generado diversas reacciones, en algunas familias satisfacción, en otras molestias y discusiones entre sus integrantes. Ante la incertidumbre al realizar nuestras compras y los conflictos en la familia que se han generado a raíz de esta situación, nos preguntamos ¿qué criterios establecemos con nuestras familias para un consumo responsable? ¿Qué implica ejercer nuestros derechos y cumplir con nuestras responsabilidades cuando consumimos productos en el mercado? ¿Qué retos me presenta la globalización como ciudadana o ciudadano?


Leemos o escuchamos que vivimos en una sociedad de consumo y que, en los países más desarrollados, se trata de un híper consumo. La publicidad por radio y por televisión nos ofrece productos de todo tipo. Esto nos hace preguntarnos ¿realmente necesitamos todos esos productos que ofrecen? ¿Qué impactos sociales y ambientales se están generando? ¿Qué criterios podemos utilizar para medir y realizar un consumo responsable en nuestras familias?

Te invito a leer con detenimiento la lectura

 1: “Consumo responsable” y Elabora un cuadro para identificar los productos que utilizas que provienen de un consumo responsable y los que provienen de un consumo no responsable. Colócalos en el orden de importancia para ti

 

PRODUCTO

CONSUMO IRRESPONSABLE

CONSUMO RESPONSABLE

¿QUÉ HARE?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Luego da respuesta a las siguientes preguntas.


Desde la década de los 90, en el siglo XX, se han dado diversos informes a nivel mundial y se ha llamado la atención sobre cómo producimos y cómo consumimos. La ONU, en el año 2015, aprobó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible. En ella propuso los desafíos necesarios que debemos lograr como planeta. La Agenda cuenta con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible para dar respuesta a los grandes problemas que nos enfrentamos como humanidad, entre ellos, la producción y el consumo.


Te invito a leer el texto que encontrarás en el recurso 2: “Objetivo 12 Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles: un requisito esencial para el desarrollo sostenible”. También puedes dar respuesta a las preguntas a través de un dibujo o mediante el uso de imágenes o gráficos.

A partir de lo que has leído, responde las siguientes preguntas:

*Enumera ¿cuáles son los beneficios de un consumo responsable?

¿Cuál es el argumento para expresar “La pandemia de la COVID-19 ofrece a los países la oportunidad de elaborar planes de recuperación que reviertan las tendencias actuales y cambien nuestros patrones de consumo y producción hacia un futuro más sostenible”?

Actividad en casa

  1.  ¿Cuál es el origen del consumo responsable?
  2.  Elabora tu propia definición de consumo responsable.
  3. Proponemos medidas para lograr un consumo responsable para una mejor convivencia.

Ahora, reúnete con las integrantes y los integrantes de tu familia para dialogar sobre las medidas que debemos tomar para iniciar un consumo responsable:

a)    ¿Qué es un consumo responsable?

b)    ¿Por qué es necesario cambiar nuestros hábitos de consumo?

c)    Elaborar una infografía que presente argumentos y medidas para un consumo responsable, y evitar conflictos en la convivencia familiar.

d)    ¿Cómo aportamos como ciudadanas y ciudadanos para lograr un consumo responsable?

 

Anota o registra las conclusiones que obtuviste del diálogo con tu familia y tus propias reflexiones. y luego colócalo en tu portafolio.




textos de lectura:

Consumo responsable

¿Es ético? ¿Es ecológico? ¿Es solidario? El consumo responsable empieza por hacerse preguntas y decidir de manera informada sobre aquello que consumimos. ¿De verdad lo necesito? ¿Puedo pedirlo prestado? ¿Cómo está hecho? ¿Qué haré con él cuando se estropee?

El consumo responsable tiene que ver con entender que los recursos naturales pueden agotarse. También tiene que ver con comprar de acuerdo a las tres erres (reducir, reutilizar y reciclar) o elegir una marca por su precio y su calidad a la vez que por su respeto medioambiental o las condiciones de trabajo en su elaboración.

Se trata, en ocasiones, de un proceso de aprendizaje continuo, personal y colectivo en el que hace falta tener disposición para:

Prestar atención a nuestra participación personal y profesional en el modelo de consumo vigente. Modificar los hábitos y las conductas individuales, comunitarias, empresariales y políticas.

A cambio de actuar, participamos en cuidar la sostenibilidad de la vida en el planeta, como nos proponen los enfoques solidarios, feministas y ecologistas de la economía; desarrollamos relaciones económicas entre iguales, democráticas y justas, y fortalecemos alternativas como las finanzas éticas y el mercado social, con un fuerte componente transformador.

El consumo responsable se basa en ejercer nuestro poder como consumidoras y consumidores de una forma consciente para el bienestar de nuestra generación y las futuras.

Apuestan por el consumo responsable:

Las personas que reducen, reutilizan y reciclan.

Los grupos de consumo que compran productos de temporada.

Las cooperativas que producen de forma ecológica.

Los mercados de barrio y las vecinas y los vecinos que los frecuentan.

Las empresas que facilitan el uso de la bicicleta.

Los bancos que invierten en el desarrollo rural con igualdad de género.

Los ayuntamientos cuando incluyen criterios sociales en sus compras.

Las tiendas que exigen sellos de comercio justo a sus proveedores.

Los proyectos para desarrollar huertos urbanos, alargar la vida de los objetos o sustituir las energías fósiles.

Quienes se proponen cada día ser un poquito más autosuficientes.

Diez preguntas para ejercer el poder del consumo responsable.

Para hacerlas antes de elegir una marca de alimentación, contratar un suministro en la vivienda, optar por una solución de ocio, diseñar las vacaciones, invertir en finanzas éticas, cambiar de seguro, utilizar energías renovables, dar el salto hacia una información más clara, desplazarnos, alimentarnos, vestirnos, cuidar nuestra salud sexual, elegir un refresco, pedir una pizza, cambiar de camisa…

¿Lo necesito?

¿Puedo compartirlo?

¿Quién lo ha hecho?

¿Cómo está hecho?

¿Por dónde ha llegado?

¿Puede reciclarse?

¿Y si lo miro con perspectiva de género?

¿Cuánto cuesta y cuánto dura?

¿Qué otras opciones hay?

¿Pero seguro que lo necesito? 





Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles

El consumo y la producción mundiales (fuerzas impulsoras de la economía mundial) dependen del uso del medio ambiente natural y de los recursos de una manera que continúa teniendo efectos destructivos sobre el planeta. El progreso económico y social conseguido durante el último siglo ha estado acompañado de una degradación medioambiental que está poniendo en peligro los mismos sistemas de los que depende nuestro desarrollo futuro (y ciertamente, nuestra supervivencia). Estos son algunos hechos y cifras: Cada año, se estima que un tercio de toda la comida producida (el equivalente a 1300 millones de toneladas con un valor cercano al billón de dólares) acaba pudriéndose en los cubos de basura de los consumidores y minoristas, o estropeándose debido a un transporte y unas prácticas de recolección deficientes. Si todo el mundo cambiase sus bombillas por unas energéticamente eficientes, se ahorrarían 120.000 millones de dólares estadounidenses al año. En caso de que la población mundial alcance los 9600 millones de personas en 2050, se podría necesitar el equivalente a casi tres planetas para proporcionar los recursos naturales necesarios para mantener los estilos de vida actuales. La pandemia de la COVID-19 ofrece a los países la oportunidad de elaborar planes de recuperación que reviertan las tendencias actuales y cambien nuestros patrones de consumo y producción hacia un futuro más sostenible.

El consumo y la producción sostenibles consisten en hacer más y mejor con menos. También se trata de desvincular el crecimiento económico de la degradación medioambiental, aumentar la eficiencia de recursos y promover estilos de vida sostenibles. El consumo y la producción sostenibles también pueden contribuir de manera sustancial a la mitigación de la pobreza y a la transición hacia economías verdes y con bajas emisiones de carbono.

Respuesta a la COVID-19 La crisis actual es una oportunidad para llevar a cabo un cambio profundo y sistémico hacia una economía más sostenible que funcione tanto para las personas como para el planeta. La aparición de la COVID-19 ha enfatizado la relación entre las personas y la naturaleza, y ha revelado los principios fundamentales de la disyuntiva a la que nos enfrentamos continuamente: los seres humanos tienen necesidades ilimitadas, pero el planeta posee una capacidad limitada para satisfacerlas. Tenemos que intentar comprender y valorar los límites hasta los que podemos presionar a la naturaleza antes de que su impacto sea negativo. Dichos límites se deben reflejar en nuestros patrones de consumo y producción. La COVID-19 puede servir de catalizador para un cambio social. Debemos reconstruir mejor y cambiar nuestros patrones de consumo y producción hacia unos más sostenibles. Datos destacables Si la población mundial llegase a alcanzar los 9600 millones en 2050, se necesitaría el equivalente de casi tres planetas para proporcionar los recursos naturales precisos para mantener el estilo de vida actual. Con el aumento del uso de minerales no metálicos en la infraestructura y la construcción, se ha producido una mejora significativa en el nivel de vida material. La «huella de material» per cápita de los países en desarrollo aumentó de 5 toneladas métricas en el 2000 a 9, en el 2017. El 93% de las 250 empresas más grandes del mundo presentan informes en materia de sostenibilidad.

Agua Menos del 3% del agua del mundo es fresca (potable), de la cual el 2,5% está congelada en la Antártida, el Ártico y los glaciares. Por tanto, la humanidad debe contar con tan solo el 0,5% para todas las necesidades del ecosistema, del ser humano y de agua dulce. El ser humano está contaminando el agua más rápido de lo que la naturaleza puede reciclar y purificarla en los ríos y lagos. Más de 1000 millones de personas aún no tienen acceso a agua potable. El uso excesivo de agua contribuye a la escasez de agua mundial. El agua nos la regala la naturaleza, pero la infraestructura necesaria para gestionarla es costosa

Energía Si todas las personas del mundo utilizarán bombillas de bajo consumo, el mundo se ahorraría 120.000 millones de dólares al año. A pesar de los avances tecnológicos que han promovido el aumento de la eficiencia energética, el uso de energía en los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) seguirá creciendo otro 35% para 2020. El consumo doméstico y comercial de energía es la segunda área de uso de energía que más rápidamente ha crecido, después del transporte

En 2002, el stock de vehículos de motor en los países de la OCDE era de 550 millones (el 75% de los cuales eran automóviles particulares). Se prevé un aumento del 32% en la propiedad de vehículos para 2020. Al mismo tiempo, se prevé que los kilómetros de vehículos aumentarán en un 40% y que el transporte aéreo mundial se triplicará en el mismo período. Los hogares consumen el 29% de la energía mundial y, en consecuencia, contribuyen al 21% de las emisiones de CO2 resultantes. La participación de las energías renovables en el consumo final de energía alcanzó el 17,5% en 2015

Comida Si bien los impactos ambientales más graves en los alimentos se producen en la fase de producción (agricultura y procesamiento de alimentos), los hogares influyen en estos impactos a través de sus hábitos y elecciones dietéticas. Esto, en consecuencia, afecta el medio ambiente a través del consumo de energía relacionada con los alimentos y la generación de residuos. Cada año, se calcula que un tercio de todos los alimentos producidos, equivalente a 1300 millones de toneladas por valor de alrededor de 1000 millones de dólares, termina pudriéndose en los contenedores de los consumidores y minoristas, o se estropea debido a las malas prácticas del transporte y la cosecha. 2000 millones de personas en todo el mundo tienen sobrepeso o son obesas. La degradación de la tierra, la disminución de la fertilidad del suelo, el uso insostenible del agua, la sobrepesca y la degradación del medio marino están disminuyendo la capacidad de la base de recursos naturales para suministrar alimentos. El sector de alimentos representa alrededor del 30% del consumo total de energía en el mundo y un 22% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero.

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