PRACTICAMOS EL CONSUMO RESPONSABLE DE LOS RECURSOS PARA UNA MEJOR CONVIVENCIA
Competencia:
ü Convive y participa democráticamente en la búsqueda del bien común
https://www.youtube.com/watch?v=7uhicBad4VM&feature=emb_rel_end
¿Cuál es el mensaje?
En los últimos años, y más aún en estos
días de cuidados frente a la COVID-19, en muchas de nuestras localidades hemos
escuchado a algunos vecinos hablar de las compras con entregas a domicilio, del
buen trato recibido por los vendedores, de las medidas de bioseguridad
utilizadas, de las promociones que les otorgaron, de la rapidez con que les
atendieron, que recibieron el producto como lo vieron o escucharon en la radio,
televisión o internet. Sin embargo, otros señalan que no les entregaron la
promoción que se les había ofrecido, que el producto recibido no era como el que
ofertaban, que no les llegó su pedido a tiempo, e incluso algunos comentan que
una vez que pagaron no tuvieron más noticias del proveedor. Dichas situaciones
han generado diversas reacciones, en algunas familias satisfacción, en otras
molestias y discusiones entre sus integrantes. Ante la incertidumbre al
realizar nuestras compras y los conflictos en la familia que se han generado a
raíz de esta situación, nos preguntamos ¿qué criterios establecemos con
nuestras familias para un consumo responsable? ¿Qué implica ejercer nuestros
derechos y cumplir con nuestras responsabilidades cuando consumimos productos
en el mercado? ¿Qué retos me presenta la globalización como ciudadana o
ciudadano?
Te
invito a leer con detenimiento la lectura
1: “Consumo responsable” y Elabora un cuadro
para identificar los productos que utilizas que provienen de un consumo
responsable y los que provienen de un consumo no responsable. Colócalos en el
orden de importancia para ti
PRODUCTO |
CONSUMO IRRESPONSABLE |
CONSUMO RESPONSABLE |
¿QUÉ HARE? |
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Luego da respuesta a las siguientes preguntas.
Desde la década de los 90, en el siglo XX, se han dado diversos informes a nivel mundial y se ha llamado la atención sobre cómo producimos y cómo consumimos. La ONU, en el año 2015, aprobó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible. En ella propuso los desafíos necesarios que debemos lograr como planeta. La Agenda cuenta con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible para dar respuesta a los grandes problemas que nos enfrentamos como humanidad, entre ellos, la producción y el consumo.
Te invito
a leer el texto que encontrarás en el recurso 2: “Objetivo 12 Garantizar modalidades
de consumo y producción sostenibles: un requisito esencial para el desarrollo
sostenible”. También puedes dar respuesta a las preguntas a través de un dibujo
o mediante el uso de imágenes o gráficos.
A partir de lo que has leído, responde
las siguientes preguntas:
*Enumera ¿cuáles son los beneficios de
un consumo responsable?
¿Cuál es el argumento para expresar “La
pandemia de la COVID-19 ofrece a los países la oportunidad de elaborar planes
de recuperación que reviertan las tendencias actuales y cambien nuestros
patrones de consumo y producción hacia un futuro más sostenible”?
Actividad en casa
- ¿Cuál es el origen del consumo responsable?
- Elabora tu propia definición de consumo responsable.
- Proponemos
medidas para lograr un consumo responsable para una mejor convivencia.
Ahora, reúnete con las integrantes y los
integrantes de tu familia para dialogar sobre las medidas que debemos tomar
para iniciar un consumo responsable:
a)
¿Qué
es un consumo responsable?
b)
¿Por
qué es necesario cambiar nuestros hábitos de consumo?
c)
Elaborar
una infografía que presente argumentos y medidas para un consumo responsable, y
evitar conflictos en la convivencia familiar.
d)
¿Cómo
aportamos como ciudadanas y ciudadanos para lograr un consumo responsable?
Anota o registra las conclusiones que obtuviste del diálogo con tu familia y tus propias reflexiones. y luego colócalo en tu portafolio.
Consumo responsable
¿Es ético? ¿Es ecológico?
¿Es solidario? El consumo responsable empieza por hacerse preguntas y decidir
de manera informada sobre aquello que consumimos. ¿De verdad lo necesito?
¿Puedo pedirlo prestado? ¿Cómo está hecho? ¿Qué haré con él cuando se estropee?
El consumo responsable tiene
que ver con entender que los recursos naturales pueden agotarse. También tiene
que ver con comprar de acuerdo a las tres erres (reducir, reutilizar y
reciclar) o elegir una marca por su precio y su calidad a la vez que por su
respeto medioambiental o las condiciones de trabajo en su elaboración.
Se trata, en ocasiones, de
un proceso de aprendizaje continuo, personal y colectivo en el que hace falta
tener disposición para:
Prestar
atención a nuestra participación personal y profesional en el modelo de consumo
vigente. Modificar los hábitos y las conductas individuales, comunitarias,
empresariales y políticas.
A
cambio de actuar, participamos en cuidar la sostenibilidad de la vida en el
planeta, como nos proponen los enfoques solidarios, feministas y ecologistas de
la economía; desarrollamos relaciones económicas entre iguales, democráticas y
justas, y fortalecemos alternativas como las finanzas éticas y el mercado
social, con un fuerte componente transformador.
El
consumo responsable se basa en ejercer nuestro poder como consumidoras y
consumidores de una forma consciente para el bienestar de nuestra generación y
las futuras.
Apuestan
por el consumo responsable:
Las
personas que reducen, reutilizan y reciclan.
Los
grupos de consumo que compran productos de temporada.
Las
cooperativas que producen de forma ecológica.
Los
mercados de barrio y las vecinas y los vecinos que los frecuentan.
Las
empresas que facilitan el uso de la bicicleta.
Los
bancos que invierten en el desarrollo rural con igualdad de género.
Los
ayuntamientos cuando incluyen criterios sociales en sus compras.
Las
tiendas que exigen sellos de comercio justo a sus proveedores.
Los
proyectos para desarrollar huertos urbanos, alargar la vida de los objetos o
sustituir las energías fósiles.
Quienes
se proponen cada día ser un poquito más autosuficientes.
Diez
preguntas para ejercer el poder del consumo responsable.
Para
hacerlas antes de elegir una marca de alimentación, contratar un suministro en
la vivienda, optar por una solución de ocio, diseñar las vacaciones, invertir
en finanzas éticas, cambiar de seguro, utilizar energías renovables, dar el
salto hacia una información más clara, desplazarnos, alimentarnos, vestirnos,
cuidar nuestra salud sexual, elegir un refresco, pedir una pizza, cambiar de
camisa…
¿Lo
necesito?
¿Puedo
compartirlo?
¿Quién lo ha hecho?
¿Cómo está hecho?
¿Por dónde ha llegado?
¿Puede reciclarse?
¿Y si lo miro con perspectiva de género?
¿Cuánto cuesta y cuánto dura?
¿Qué otras opciones hay?
¿Pero seguro que lo necesito?
Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles
El consumo y la producción mundiales
(fuerzas impulsoras de la economía mundial) dependen del uso del medio ambiente
natural y de los recursos de una manera que continúa teniendo efectos
destructivos sobre el planeta. El progreso económico y social conseguido
durante el último siglo ha estado acompañado de una degradación medioambiental
que está poniendo en peligro los mismos sistemas de los que depende nuestro
desarrollo futuro (y ciertamente, nuestra supervivencia). Estos son algunos
hechos y cifras: Cada año, se estima que un tercio de toda la comida producida
(el equivalente a 1300 millones de toneladas con un valor cercano al billón de
dólares) acaba pudriéndose en los cubos de basura de los consumidores y
minoristas, o estropeándose debido a un transporte y unas prácticas de recolección
deficientes. Si todo el mundo cambiase sus bombillas por unas energéticamente
eficientes, se ahorrarían 120.000 millones de dólares estadounidenses al año.
En caso de que la población mundial alcance los 9600 millones de personas en
2050, se podría necesitar el equivalente a casi tres planetas para proporcionar
los recursos naturales necesarios para mantener los estilos de vida actuales.
La pandemia de la COVID-19 ofrece a los países la oportunidad de elaborar
planes de recuperación que reviertan las tendencias actuales y cambien nuestros
patrones de consumo y producción hacia un futuro más sostenible.
El consumo y la producción sostenibles
consisten en hacer más y mejor con menos. También se trata de desvincular el
crecimiento económico de la degradación medioambiental, aumentar la eficiencia
de recursos y promover estilos de vida sostenibles. El consumo y la producción
sostenibles también pueden contribuir de manera sustancial a la mitigación de
la pobreza y a la transición hacia economías verdes y con bajas emisiones de
carbono.
Respuesta a la COVID-19 La crisis actual
es una oportunidad para llevar a cabo un cambio profundo y sistémico hacia una
economía más sostenible que funcione tanto para las personas como para el
planeta. La aparición de la COVID-19 ha enfatizado la relación entre las
personas y la naturaleza, y ha revelado los principios fundamentales de la
disyuntiva a la que nos enfrentamos continuamente: los seres humanos tienen
necesidades ilimitadas, pero el planeta posee una capacidad limitada para
satisfacerlas. Tenemos que intentar comprender y valorar los límites hasta los
que podemos presionar a la naturaleza antes de que su impacto sea negativo.
Dichos límites se deben reflejar en nuestros patrones de consumo y producción.
La COVID-19 puede servir de catalizador para un cambio social. Debemos
reconstruir mejor y cambiar nuestros patrones de consumo y producción hacia
unos más sostenibles. Datos destacables Si la población mundial llegase a
alcanzar los 9600 millones en 2050, se necesitaría el equivalente de casi tres
planetas para proporcionar los recursos naturales precisos para mantener el
estilo de vida actual. Con el aumento del uso de minerales no metálicos en la
infraestructura y la construcción, se ha producido una mejora significativa en
el nivel de vida material. La «huella de material» per cápita de los países en
desarrollo aumentó de 5 toneladas métricas en el 2000 a 9, en el 2017. El 93%
de las 250 empresas más grandes del mundo presentan informes en materia de
sostenibilidad.
Agua Menos del 3% del agua
del mundo es fresca (potable), de la cual el 2,5% está congelada en la
Antártida, el Ártico y los glaciares. Por tanto, la humanidad debe contar con
tan solo el 0,5% para todas las necesidades del ecosistema, del ser humano y de
agua dulce. El ser humano está contaminando el agua más rápido de lo que la
naturaleza puede reciclar y purificarla en los ríos y lagos. Más de 1000
millones de personas aún no tienen acceso a agua potable. El uso excesivo de
agua contribuye a la escasez de agua mundial. El agua nos la regala la
naturaleza, pero la infraestructura necesaria para gestionarla es costosa
Energía Si todas las personas
del mundo utilizarán bombillas de bajo consumo, el mundo se ahorraría 120.000
millones de dólares al año. A pesar de los avances tecnológicos que han
promovido el aumento de la eficiencia energética, el uso de energía en los
países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) seguirá
creciendo otro 35% para 2020. El consumo doméstico y comercial de energía es la
segunda área de uso de energía que más rápidamente ha crecido, después del
transporte
En 2002, el stock de vehículos de motor
en los países de la OCDE era de 550 millones (el 75% de los cuales eran
automóviles particulares). Se prevé un aumento del 32% en la propiedad de
vehículos para 2020. Al mismo tiempo, se prevé que los kilómetros de vehículos
aumentarán en un 40% y que el transporte aéreo mundial se triplicará en el
mismo período. Los hogares consumen el 29% de la energía mundial y, en
consecuencia, contribuyen al 21% de las emisiones de CO2 resultantes. La
participación de las energías renovables en el consumo final de energía alcanzó
el 17,5% en 2015
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